Uno
de los oficios que han trascendido en la historia de nuestra Latacunga es la albañilería considerada
como el arte de construir edificaciones u otras obras empleando, según los casos, piedra, ladrillo, cal, yeso, cemento u otros materiales semejantes y las manos de hombre y mujeres
trabajadoras que sustentan a sus hogares por medio de este trabajo.
Segundo
Marco Tipantuña Cruz; el oficio es sacrificado pero cada día que conlleva sol,
lluvias, frio o calor valen la pena cuando la obra se ve finalizada. Lleva 26
años en la construcción; ha entregado más de una doce de casas porque se
considera un empleado completo al realizar: trabajos de plomería, baldosaría,
electricidad y pintura.
Es
el padre de cinco hijos, su esposa es empleada doméstica y en conjunto con sus
tres hermanos más entregan una casa de un piso terminada en un lapso de tres
meses y medio de tiempo “las viviendas las entrego listas para que el cliente
viva, la mayoría de mis trabajos los realizo sin la supervisión de arquitectos
y asumo el mando de la obra llamándome maestro mayor”, acotó. En cuanto a la
seguridad de este trabajo enfatiza que depende mucho de cada uno de los
trabajadores; tiene un equipo de seis personas pero cada uno debe cuidar su
salud y tener precauciones.
Es
una manera de vivir practicada de manera tradicional y desarrollada mediante
experimentación; Don Segundo manifiesta que sus obras también las realiza fuera
de la ciudad; en varias ocasiones ha trabajado en el Oriente pero todas bajo
contrato; es decir, una vez que la obra se acuerda iniciar el contratista le
cancela una parte de la totalidad del valor que le cancelarán y cuando finaliza
su trabajo le cancelan el restante. De esta manera asegura que la obra tenga
ingreso de material necesario y que el dueño de la construcción esté tranquilo
de que trabajaré pronto para entregar en menos tiempo posible, concluyó.
Por: Johana Balseca
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